El silencio también es una respuesta.

No todo merece una explicación.
Hay momentos en los que callar no es rendirse, sino cuidar la paz interior.
El silencio tiene su propio lenguaje: habla de sabiduría, de madurez, de límites.
Aprende a no reaccionar ante cada ruido externo; a veces, tu calma dice más que mil palabras.
Deja que el silencio responda por ti, porque no todo necesita ser entendido, solo sentido.

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